El cuadro de honor

Una «evaluación» discrecional, sin criterios claros y con evidentes favores, es la nueva pantomima montada por Gallardo Cardona.

El gobernador Gallardo Cardona la noche de este martes, a través de sus redes sociales, la «nueva herramienta» de la administración estatal para evaluar y «calificar» el desempeño de los titulares de 43 dependencias del poder ejecutivo.

El ejercicio, si fuéramos bien pensados y tuvieramos motivos para creer que sería una exámen serio de la administración estatal, en efecto, sería una labor plausible y hasta digna de reconocerse. El problema es que somos mal pensados y no tenemos motivos para creer que el «exámen» es serio.

Si analizamos los criterios que el propio gobernador expone en su publicación: «calidad en la atención al público, cumplimiento de metas contempladas en el Plan Estatal de Desarrollo, gobernabilidad con todos los sectores del Estado y comunicación brindada a la ciudadanía sobre obras y acciones», podemos de inmediato advertir que ninguno de los criterios son efectivamente cuantificables y que son por si mismo, determinados por los mismos que son calificados.

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En pocas palabras: es como si tu contestaras un exámen, del que tu mismo escribiste las preguntas y además tu mismo vas a calificar.

Lo desgloso y expongo así:
1. Cumplimiento en atención al público. ¿Cómo lo miden? ¿Quién lo mide? ¿Bajo qué criterios específicos se mide? ¿Qué hay de aquellas dependencias que en su naturaleza no está la atención directa al público?
Por ejemplo, me van a decir que la Oficialía Mayor, a cargo de Noe Lara tiene un gran cumplimiento de atención al público, cuando lo hemos visto entrar a escondidas y huir de manifestantes que quieren ser atendidos. Lo mismo para la Secretaría de Finanzas. Ambas están en verde.

2. Cumplimiento del PED. Eso no debería ser un criterio, estando en el supuesto de que si ellos mismos lo crearon, entonces su cumplimiento debe estar garantizado y no debería ser concepto de evaluación. Reitero, es como si nosotros mismos escribieramos el exámen, hicieramos el acordeón, respondemos el exámen sin que nadie nos supervise y al último hasta nosotros mismos nos calificamos.

3. Gobernabilidad. ¿Neta? El criterio es dispar para todas las dependencias, no puedes establecer el mismo criterio y métricas para el secretario General de Gobierno, Lupe Torres que para el de Sedarh, sea quien sea. Además el concepto de «gobernabilidad» para la gallardía, se resume en quien obedece y quien no.

4. Comunicación. Bueno, ahí todos van a sacar 10 y no necesariamente por que lo hagan bien, sino porque aplicando las prácticas propagandísticas hitlerianas que tanto les gustan (y que finalmente les resultan), ante un grueso poblacional ávido de circo y despensas, que con likes pagan «el favor», pues bueno el criterio es tremendamente favorable.

El «padrino» por lo visto no considera en los criterios de evaluación de su gabinete aspectos tan fundamentales en cualquier gobierno, que se jacte de ser un «gobierno de cambio», rubros como el de la transparencia, avances en materia de mejora regulatoria o Gobierno Abierto. Desde luego que no considera el ejercicio responsable del presupuesto, la lucha contra la corrupción, observancia a los derechos humanos e inclusión, conceptos que seguramente son desconocidos o no significan nada para el gobernador.

La faramalla montada por nuestro limitado gobernador, quien mide con likes su desempeño, desde luego favorece a Lupe Torres, su gallo pa’l 24; Ruth González su esposa; Noe Lara, su complice y enlace operativo con Ricardo Gallardo Juárez; a Leticia Tinajero, quien maneja el «cash» de los diezmos de la obra pública; es benévolo y le da una calificación amarilla a la inepta Elizabeth Torres, quien le opera el recurso para Julión; a Leonel Serrato lo pone en naranja, y eso porque trae el escándalo encima.

La única dependencia en rojo o «insuficiente» es la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental, irónico, si consideramos que el gobierno viene del Partido Verde Ecologista. Que cosas.

Y para terminar, nada más les dejo esta: En la lista de las dependencias evaluadas, no se consideró al despacho del Gobernador.

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