Lo que parecía como una noche de fiesta terminó en clausura. A trasvés del cyberpatrullaje, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), detectó una fiesta clandestina con cover incluido dentro del establecimiento “Foodys”, en Prados Glorieta.
Cuando los inspectores y policías municipales llegaron, la sorpresa fue mayúscula: más de mil jóvenes disfrutaban del ambiente con música, alcohol y cero permisos. El lugar no contaba con licencia de funcionamiento, ni tenía autorización para realizar eventos masivos, pero eso sí, la pista estaba llena y el DJ al cien.
Ante el desorden administrativo (y musical), la Dirección de Comercio Municipal procedió a colocar los sellos de clausura, apagando la fiesta antes del amanecer.









