Crónicas cuatrastornadas

Monosatírico: Una columna de Alex Valencia

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Cuando despertó, el Monosatírico seguía aborreciendo las referencias baratas a Monterroso; pero despertó justo en eso: un cliché, un mar de lugares comunes que sin embargo algo tenían de distinto, una viscosidad pasmosa permeando la realidad entera.

En el escenario sub apocalíptico en el cual despertó después de dos años, el mundo estámás volteado que el de Stranger Things y la música es aún más fea que en los ochenta. Un Jabba the Hutt naranja, malvado y con peluca rige el mundo a través de Twitter en un imperio mundial que hace desear cada día que despierte Chtullu.

En esta realidad, las ballenas se han convertido en crustáceos, el calentamiento global es una invención de los malos, los migrantes son indeseables e inadmisibles en Europa…también en México; ya no sabemos cual venezolano es bueno o malo y desde el 1 de julio de 2018, el país quedó al parecer irremediablemente partido por las fallas de San Andrés (virgen y mártir). Cuando el Monosatírico fue a hibernar había una cierta claridad entre quienes iban para adelante y quienes para atrás, liberales y conservadores, izquierda y derecha, buenos y malos. Ya no es posible diferenciar los extremos, porque quien se atreva quedará condenado al exterminio inmediato por ambas sacras, únicas e incuestionables partes.

Cuando se fue a descansar, había en la clase política gente de dulce, chile y manteca. Cuando despertó, manchas voraces crecen y aglutinan a unos y otros: morenos y rojiblancoazulamarillonaranjaverdesmásloqueseacumule, ambas amenazas potenciales para el futuro del pueblo. Ok, los mexicanos ya votaron por otro partido, pero al parecer nadie se ha dado cuenta de algo advertido por el Monosatírico hace tiempo: el sistema de partidos es obsoleto y ninguno vale la pena. Mas no nos detengamos en eso, porque el “se los dije” por el momento es propiedad de las mentes valientes y preclaras que no votaron por el actual presidente.

El Mono extraña a los Neanderthales, a los Cro Magnon, al menos estos estaban evolucionando y en cierta manera, tal vez inconsciente, buscaban un mejor porvenir. Los humanoides actuales solamente buscan joder al distinto, mostrar superioridad intelectual, económica y moral o aprenderse y repetir los actuales y perecederos gurús de las redes sociales.

Cuando despertó, el Monosatírico vio un ejército de zombis de Sahuayo auto evaluados progres y democráticos por defender sus causas con impenetrable convicción: veganos, animalistas, feministas, pro vidas, vidas sanas, terraplanistas, coolturetas, muppies y los que la moda acumule en las próximas semanas. El Monosatírico contempla dos opciones: dejar que pasen por en medio del arco del triunfo de la vida o aprovechar y divertirse a sus costillas con el humor perdido en el fango de la corrección política prevaleciente.

El Monosatírico elige la segunda.