Día de la condena medio ambiental

¡Ya estuvo!: Una columna de Mel JGT

Otro año que no podría garantizarse que se “celebre” el día del medio ambiente.

Perdóname, Tierra, perdóname por sepultarte antes de tiempo. Perdóname por los seres infrahumanos que ven la crueldad como un acto de superioridad. Perdóname, elefanta, perdóname cría… esa bomba debió explotar en las manos del agresor antes de hacerlo dentro de tu ser. Perdóname, porque no todos somos así, pero en la vida, siempre pagan justos por pecadores.

Me encontraba en una de las huelgas por el cambio climático, alzando la voz por el medio que nos mantiene vivos. Me topé con esta carroza funeraria que representa la pronta sepultura del planeta tierra… Es el peor evento luctuoso que he presenciado. Un nudo en la garganta y muchas esperanzas mías y de los que vienen comenzarían a ahogarse en un mar de sal, o a incinerarse en medio de las llamas de la Amazonia.  

Soy parte de un equipo colaborador de investigadores, editores del 6to reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, el IPCC. Las 180 páginas del capítulo 3 de acción humana en el cambio climático no son suficientes para plasmar la incertidumbre, el enojo, la desesperación que me invaden. Realmente me gustaría poder ver un rayo de luz en medio de tanta evidencia negativa, pero esa luz se construye con el trabajo de todos… Y ahogando al egoísmo de la oligarquía que busca hegemonía mundial.

Creo que esta pandemia llegó a tiempo, en un punto crucial, donde se ha confirmado que, si la salud se ve amenazada, nos unimos y luchamos porque haya menos pérdidas vitales. Me encantaría que el ser humano también se diera cuenta que su salud también se ve amenazada, a cuesta del sistema económico que defiende a capa y espada, junto al papel verde que define el valor de las cosas. Al grupo de colaboradores de la OMS, ¿Podrían también sintetizar una vacuna contra la injusticia climática?

Estamos hartos de tanta negatividad en las redes sociales, de toda la “infoxicación”, pero algunos se quedan cruzados de brazos, esperando a que esta crisis sea tan solo una pesadilla, de la cual mañana nos despertaremos y volverá todo a “la normalidad”, que nos llevó a esta crisis.

La enfermedad auto inmune de la indiferencia humana es igual, la que está arrasando más que el corona virus. Cuando el mismo sistema de defensa, activistas ambientales, decidimos levantarnos y gritar con acciones un “¡Basta!”, la misma especie a la que pertenecemos prefiere silenciar a sangre fría la última de las luchas de las que depende nuestra supervivencia. Porque si no defendemos la vida, ¿Qué mas valdría la pena resguardar?

A pesar de los datos no tan esperanzadores, me rehúso a rendirme. No podemos ni siquiera considerarlo como una opción. Tenemos que salvar la única casa que tenemos como resguardo para nuestra existencia.

El día del medio ambiente debería llamarse el día de la lucha por todos. El día en que se celebre la búsqueda de un cambio en el sistema extractivista del que hemos echado mano todos estos años. El planeta ya no pide a gritos que lo ayudemos, sino que ya comienza a defenderse y a adaptarse a lo que lo enferma: la codicia y el capitalismo. Tiene una fiebre, que se prevé pueda subir a 2°C, y todos sabemos las implicaciones de esta condición médica en el organismo.

Para todos aquellos negacionistas del cambio climático, quienes argumentan que las temperaturas de la tierra antes llegaron a ser más altas que las de ahora 😊 les informo amablemente que bajo esas temperaturas, la vida como la conocemos no era posible para desarrollarse.

Fue a partir de la revolución industrial, nuestra revolución, en que el planeta comenzó a presentar síntomas de lo que era un cambio acelerado de sus procesos naturales. No hay duda, y los estudios lo han confirmado, la civilización humana es responsable de crear un sistema que ha potenciado todos estos eventos climatológicos a los que nos estamos enfrentando.

El planeta, como todos nosotros, está vivo y tiene ciclos. El ciclo existencial en el que hemos estado enclaustrados mentalmente, pensando que “entre más tengamos, mejor estaremos” ha mermado con los procesos de algo más grande a nosotros: La Tierra. Es momento de romper con este círculo vicioso de crecimiento económico, de poder mundial, cuando sobre lo único que se tendría poder es de los cadáveres de un futuro que no podrá ser.

El Homo sapiens dejó la “sapiencia” para convertirse en Homo economicus. Hay tanto caos en nuestra psique, que se ve reflejado en lo que vemos afuera: injusticia climática. Es momento de comenzar a mirar hacia dentro, que es donde todos los problemas han surgido, y re nacer como Homo consciens.

Ser conscientes de que somos energía conectada con el todo y con nosotros. A partir de esto, comenzar a ser una sociedad pacífica de carácter planetario. Con esta conciencia, poder crear gobiernos que realmente representen a la cultura y a la democracia ética. Disponiendo de tantas capacidades, comenzar a incentivar el desarrollo de capacidades para que el ser humano encuentre plenitud, por medio de la apreciación de la belleza natural, del arte y del alma misma.

Sería grandioso reconocer que la naturaleza nos defiende a nosotros, y que, por el contrario, no se defiende del aún, quien pone como prioridad a la economía destructiva.

Por cierto, ¿Ya supieron que Rusia, quien se rehusaba a negar que el ser humano era causante de todo esto, ya declaró emergencia climática? Me imagino que ya se ahogaron en tanto metano siberiano, y la terrible gota que derramó el buque petrolero, fue lo que los hizo reaccionar.

Humanos al fin… ¿En verdad nos merecemos el planeta?