La vacuna vs el Covid-19; ¿una esperanza para México?

Emprender y aprender, una columna de Daniel González Ayala.

Cuando un patógeno, un virus o una bacteria entran en el cuerpo, se multiplican y atacan a las células. Este fenómeno se traduce en una infección, pues el cuerpo reconoce este patógeno como algo extraño, así que el sistema inmunológico despliega mecanismos de defensa a través de glóbulos blancos; sin embargo, no siempre se logra combatir con éxito a estas infecciones dado el fortalecimiento y capacidad de distintos virus para reproducirse y/o mutar.

Por ello, es necesario recurrir a otros instrumentos de prevención como las vacunas que, a través del tiempo han demostrado la capacidad para combatir estas infecciones mediante gérmenes inactivos en el cuerpo, desencadenando reacciones inmunes sin causar enfermedades y reforzando el sistema inmunológico.

Actualmente, ante los grandes estragos causados por la pandemia mundial de COVID-19, se prevé que, al contar con una herramienta como la vacuna, ayudaría a muchas personas para contrarrestar la probabilidad de contagio a nivel global, algo que permitirá reactivar a la economía y el bienestar social al recuperar gradualmente el estado de normalidad en las actividades de las personas en la sociedad, con poco nivel de riesgo de brotes de contagio dado el grado de transmisión de este virus.

Es por ello que diversos laboratorios a nivel mundial, una vez declarada oficialmente esta enfermedad como pandemia incontrolable, han intentado desarrollar este instrumento para hacer frente a esta situación que cada vez más se propaga, aunque en diferente ritmo en muchos países. Pero hasta ahora, ¿qué resultados se han obtenido? y, ¿qué garantía hay de contar con la vacuna en México?

Una vacuna ideal debe contar con diversas características para afrontar el virus de COVID-19 de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) como son: una efectividad después de una o dos dosis; proteger y no poner en riesgo a las personas mayores de 65 años; garantizar bienestar a aquellas personas con enfermedades de base que sean más vulnerables; tener una acción protectora durante un tiempo mínimo alrededor de 6 meses; ofrecer seguridad con efectos adversos mínimos; y, por último, debe ser accesible para la mayoría de la población.

Dicho esto, hasta la fecha se han obtenido 137 vacunas en etapas pre-clínico y 23 en clínico, de la que derivan hoy en día dos posibles casos de éxito que han generado controversia a nivel mundial ya que se han conseguido buenos resultados tras su aplicación en etapa clínica: uno de ellos desarrollado por la universidad de Oxford y la segunda por el Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología en Rusia, ambas basadas en una tecnología antes usada en terapias contra el cáncer que permite alterar el material genético del virus para de esta manera reemplazarlo por material genético a beneficio.

La vacuna de la Universidad de Oxford, tras realizar distintas pruebas logró que el 100 por ciento de las personas quienes obtuvieron la vacuna, adquirieran defensas contra el virus, sin embargo, aún no ha sido aplicada en personas mayores de 65 años ni en menores de 28 años.

Por otro lado, la vacuna del Instituto de Epidemiologia de Rusia no ha compartido mucha información por temas de política internacional pero se tiene conocimiento sobre la aplicación del mismo mecanismo con la diferencia de la aplicación de un material genético obtenido de un virus de menor grado.

Recientemente se aprobó su producción para el mes de octubre del presente año, y se espera que para enero del 2021 se aplique de manera masiva en muchos países. En el caso de México, algunas instituciones privadas como la Fundación Slim han buscado estrategias para garantizar en el país la aplicación de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford, mientras tanto el Gobierno de México ya emitió en Ginebra Suiza la solicitud formal para tomar parte de la vacuna recomendada por la OMS, en donde más de 150 países ya se han inscrito para comprar y distribuir esta vacuna de manera justa en la población.

México debe contemplar anticipadamente asegurar el estudio y los resultados obtenidos de las pruebas de la vacuna en todas sus etapas, ya que el país presenta actualmente un número considerable de la población con problemas de salud que los ponen en vulnerabilidad ante el coronavirus como son problemas de sobrepeso, obesidad, enfermedades crónicas como la diabetes y personas hipertensas.

Debido a esto podría ser no completamente eficaz en su aplicación.

Sin embargo, una vez confirmado el estado positivo de la vacuna y su estudio sobre los efectos en la sociedad en el país, debe ofrecer vacunas eficaces que permitan garantizar la seguridad y prevención en las personas, además de promover su aplicación de forma responsable a través de la educación sobre la importancia y beneficios para la salud con campañas efectivas dirigido para todo tipo de sectores de la población.