México, ¿resistimos un nuevo aislamiento estricto?

El COVID-19, desde que se declaró una pandemia mundial, ha llevado a las personas a cambiar gradualmente su forma y estilo de vida, ya que es una enfermedad altamente contagiosa que trajo consigo un gran aislamiento para todos los individuos en la sociedad como una de las principales medidas de prevención.

A finales de septiembre de 2020, muchos Estados empezaron a tener un mejor control en el número de contagios y decesos a causa del coronavirus, pasando de estar en semáforo naranja a amarillo como son los casos de 17 Estados en el país, lo que permitió la reapertura de espacios y la reincorporación de las personas a ciertas actividades con la disposición de controles de sanidad.

Actualmente, tras ocho meses de que llegó esta enfermedad a México, se ha reportado nuevamente un incremento en el número de contagios, retrocediendo algunos Estados en el semáforo a color naranja, lo que ha generado una alta incertidumbre sobre una siguiente oleada para mediados de noviembre del presente año, ante la ausencia de una vacuna que garantice un buen resultado.

Las condiciones climatológicas y la ausencia del cumplimiento en las medidas de prevención en las personas, son aspectos importantes que podrían detonar nuevamente a un estricto confinamiento; es por eso por lo que es importante cuestionar ¿México está preparado para un segundo cierre de actividades? ¿cuáles serían las consecuencias socioeconómicas y socioculturales?

Si bien, ningún sector poblacional está exento a contraer esta contagiosa enfermedad, las personas nos hemos tenido que adaptar, por necesidad, a las indicaciones emitidas por la Secretaria de Salud para conllevar la pandemia con nuestras actividades. Ante tales circunstancias, ha sido abrupto para la sociedad poder cumplir con las indicaciones señaladas ante la presencia de algunos estragos psicológicos y la carencia de empleo.

Los principales efectos en materia económica estarán reflejados nuevamente en el descenso tanto en la producción como en el empleo, si bien, durante el tercer trimestre el Producto Interno Bruto tuvo un crecimiento del 12% respecto al segundo trimestre, la caída e impacto del mismo está en función con el desempeño de contagios en cada entidad, ya que por el momento se ha logrado reactivar la producción principalmente en el sector terciario con la apertura de establecimientos de venta de bienes y servicios, como a su vez la reactivación de plantas industriales que han beneficiado, en lo que va del año, a las exportaciones.

No obstante, ante el resultado de un mal comportamiento en un panorama pesimista, si este segundo rebrote tuviera una caída con mayor profundidad, conllevaría a tener una recuperación económica más larga y lenta a consecuencia de la escasez de liquidez y la falta de ingresos per cápita que trae consigo principalmente el desempleo. Aunque se ha tenido iniciativa privada para un mayor acceso a créditos financieros, será necesario que el Estado pueda reconsiderar emitir apoyos fiscales ya que, de no ser así, podrían verse afectadas tanto las finanzas públicas como las personales.

En cuanto a materia social, tenemos presente que el aislamiento es útil y necesario, aunque autolimita la libertad. Ante esto, una de las primeras medidas que se empleó como forma responsable para no poner en riesgo la salud e integridad de la población, fue el migración de personas de espacios presenciales a plataformas virtuales para continuar con las obligaciones laborales y educativas primordialmente, generando hasta el momento todo tipo de reacciones emocionales como irritabilidad, depresión y estrés, a causa de la explotación laboral, el incremento en los índices de pobreza y la desinformación, lo que trae consigo una clara desventaja aun mayor ante un segundo confinamiento, para el acceso a la educación de calidad, el rendimiento y eficiencia laboral para ciertos sectores, que complica más a este rubro.

Asimismo, este problema puede estar presente no sólo para la clase media o baja como se ha llegado a especular, sino para todas las clases, ya que la dificultad de encontrar una estabilidad psicológica puede representar un reto actual en el comportamiento colectivo responsable, fundamental en el hombre para estratificar sus necesidades básicas por nivel como la alimentación, educación y seguridad por mencionar solo algunas. Lo que confirma que las relaciones interpersonales son esenciales para desempeñar ciertas habilidades; por ello importante no dejar de lado iniciativas que busquen limitar la propagación de este problema, puesto que, de otra forma, la crisis tendrá presencia a largo plazo no solo en la economía sino en el bienestar social.

A pesar de que el reflejo de afectación se ve presente de manera desproporcionada en diferentes rubros en la sociedad, México, al igual que mucho países emergentes tiene un gran número de personas que forman parte de las economías informales quienes son a la vez ante estas circunstancias quienes están en la necesidad de laborar diariamente para cumplir con la manutención familiar, incrementando la vulnerabilidad y el riesgo de contagio en estas familias.

Por tanto, los tres niveles de gobierno deben estar enfocados en desarrollar políticas públicas para amortiguar ese impacto, mediante un paquete de estímulos y apoyos financieros dirigidos a este sector informal, para cumplir con el requisito de apartamiento social; asimismo, garantizar su seguridad económica. Por otro lado, es urgente contar con medidas enfocadas en ayudar a las pequeñas y medianas economías, puesto que son base importante de la estructura socioeconómica del país por la influencia y el número de personas que la conforman.

A su vez, es inevitable la presencia de un Estado sensible y responsable para mantener al país, ya que si no se atiende de forma temprana, este problema será aún más propenso a agudizar un incremento en los niveles de crimen, violencia y una mayor polarización social como se ha presentado hasta ahora.