San Luis Potosí.- A través de un boletín de prensa emitido el pasado viernes 7 de enero, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, a través del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina (CICSaB), informó que el día 18 de noviembre de 2021, se recibieron pruebas provenientes del laboratorio particular «LAMDZ» de la ciudad capital, y que dichas muestras dieron positivo a COVID-19, en la variante Ómicrón este pasado 5 de enero de 2022.
Lo anterior nos dice que desde el pasado mes de noviembre, ya se tenía la presencia de la variante Ómicron en San Luis Potosí. Sin embargo, fue hasta el 4 de enero cuando los Servicios de Salud del Estado informaron sobre el primer caso positivo a esta variante en San Luis Potosí.
Fuentes de la UASLP consultadas por Emisor MX, señalan que efectivamente las muestras, -que posteriormente resultaran positivas a Ómicron-, habían llegado al laboratorio del CICSaB desde el 18 de noviembre del año pasado como muestras positivas a Covid-19 y que además mostraban variaciones, pero que «en ese momento no se contaba con la tecnología necesaria para detectar esta variante (ómicron)», por lo que dichas muestras se almacenaron para después ser examinadas.
Aunque no se proporcionaron mas detalles respecto al tema, esta información plantea más preguntas que respuestas: ¿Por qué si la propia Organización Mundial de la Salud considera preocupante esta variante, en el Estado de San Luis Potosí no se previó adquirir la tecnología necesaria para su detección? ¿Por qué si las muestras mostraban ciertas anormalidades, no se enviaron al INDRE para su análisis? Si los resultados a esta variante altamente contagiosa se hubiesen tenido a la brevedad, ¿Las medidas de contención de contagios hubieran sido diferentes?
¿Se le informó al secretario de Salud sobre la falta de esta tecnología que hubiese agilizado la detección de esta variante en SLP?