“¡Déjenos entrar! ¡Déjenos entrar!” Gritaban desesperados unos dos mil migrantes provenientes de Honduras y El Salvador, quienes se enfrentaron violentamente a la Policía Federal y agentes del Instituto Nacional de Migración en su intento por pasar a México.
El saldo: 10 lesionados y un joven hondureño muerto a consecuencia de una bala de goma disparada desde México o de una pedrada que lanzaron sus propios compañeros de viaje, versiones que no se pudieron confirmar o desmentir por el hermetismo de sus familiares.
Alrededor del mediodía de ayer, los migrantes se concentraron en la entrada del puente fronterizo Rodolfo Robles. Ahí se encontraron con una reja amarilla de tres metros de altura, que marca el límite del territorio guatemalteco.
Frente a la reja, decenas de policías de ese país, con equipo antimotines, les cortaron el paso. Los migrantes, en su mayoría hombres jóvenes, confrontaron a los uniformados lanzando piedras y palos y empujando la reja para tirarla y abrirla.
Los uniformados guatemaltecos respondieron lazando gases lacrimógenos. Sin embargo, de acuerdo con el Ministerio de Gobernación de Guatemala, los migrantes colocaron “a menores de edad en la primera línea, cercana al portón”, por lo que optó por permitirles pasar.
Los migrantes cruzaron entonces el puente fronterizo, hasta llegar a la puerta de entrada a México.
“No me tapo el rostro, no soy ningún delincuente. Se lo pido, déjenos pasar”, gritaban algunos de los centroamericanos que llegaron a la puerta de entrada de México. Tras derribar una de las rejas, fueron contenidos por vallas de metal que colocó el gobierno mexicano. Atrás de estas, equipo antimotines de la Policía Federal mantenía otro cerco de al menos tres filas.
En ese segundo choque, varios migrantes resultaron intoxicados, algunos heridos por golpes, y uno de ellos muerto.
De acuerdo con la versión de sus familiares, se trata de Henry Adalid Díaz Reyes, de 26 años de edad, originario de Tegucigalpa, Honduras.
Hasta el momento, los migrantes centroamericanos se encontraban en el puente fronterizo.
Tampoco han podido cruzar por el río Suchiate, nadando o en balsa, debido a que la Secretaría de Marina, la Policía Federal y el Instituto Nacional de Migración (INM) mantienen vigilando el afluente, con embarcaciones, y la ribera del río con equipos antimotines.
Éxodo continúa
A la caravana migrante que entró a México el pasado 20 de octubre, se suma esta otra que está contenida en la ciudad fronteriza de Tecún Umán, que es la que se enfrentó a las policías de ambas naciones; unas dos mil personas según estimaciones.
Pero ayer domingo, alrededor de 200 personas de San Salvador, salieron de su país con destino a Estados Unidos, en una tercera caravana. Esperan que en el camino se les sumen más.
Además de los riesgos propios de este éxodo, ahora los migrantes enfrentan un endurecimiento de los cruces fronterizos entre Honduras, Guatemala y México.
De esa primera caravana, mientras algunos continúan el camino –actualmente en Oaxaca–, otros cuatro mil han retornado a su país voluntariamente, informó una fuente oficial en Tegucigalpa, Honduras.