El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), volvió a rectificar su inconformidad por la destitución de Pedro Castillo como presidente de Perú al considerarla “ilegítima” y producto del “acoso y confrontación” de los sus adversarios.
Dicha inconformidad habría reflejado en el Jefe del Ejecutivo resistencia por reconocer el gobierno ahora encabezado por Dina Boluarte, la ex vicepresidenta peruana que subió a la presidencia tras la salida de Castillo Terrones. Una postura que contrasta con otras naciones, como Estados Unidos (EEUU), que sí reconocieron a Boluarte como la primera presidenta de Perú; tras ser cuestionado en ese tenor, López Obrador contestó que a México “no le gusta el seguidismo”.
“Son varios gobiernos, pero México es México. Somos libres, independientes, soberanos y tenemos una tradición de política exterior y no nos gusta el seguidismo”.
Y si bien – momentos antes – aseguró que la actual crisis política no provocará un rompimiento de la relación México-Perú, el mandatario mexicano pidió “esperar unos días” y evitó asegurar que aún se mantenga una “buena relación” con la administración de Boluarte Zegarra.
“Es lo más adecuado. No es nuestro propósito intervenir en asuntos internos”, aclaró en su conferencia de este 8 de diciembre.
La presunta negativa del tabasqueño obedece a su descontento por la salida y detención de Castillo Terrones, a quien, según él, el Congreso de Perú – y supuestas élites económicas y políticas – lo habría debilitado para finalmente removerlo de su cargo: “Lo fueron debilitando hasta que lograron destituirlo (…) Lo que imagino es que ya tenían todo para destituirlo”, arremetió.